Lecturas para una clase No. 1 – De la información al conocimiento

En ocasiones llevo textos a las clases para leer al finalizar la sesión. La intención  de dichas “lecturas” es mostrar a los estudiantes -con escritos que me han impactado- cómo mirar desde otra perspectiva algún tema relacionado con el contenido del curso, o hacer una breve reflexión sobre temas de crecimiento profesional o con temáticas enfocadas en lo social.

Con el fin de  “reactivar” este Blog -cumpliendo una promesa- voy traer aquí esos textos con el nombre de “Lecturas para una clase“.

Además de compartir estas “lecturas” en un contexto diferente, es una invitación para que ustedes sigan explorando las diferentes temáticas presentadas.


DE LA INFORMACIÓN AL CONOCIMIENTO

José Fernando Isaza
(Tomado de Inter-Cambio.com, febrero::marzo 2001, página 38).

Una situación que ocurre permanentemente en los centros educativos es un diálogo -o monólogo- del siguiente tenor. Pregunta un profesor, digamos de historia, a sus estudiantes: “¿Han analizado las causas  étnicas y religiosas y las implicaciones geopolíticas de la guerra de los Balcanes?” La respuesta explícita o implícita es algo así: “Para qué si esa información está en internet”. Mágicamente se asume como cierta la hipótesis consistente en que lo básico es la existencia de la información, en cualquier sitio que ella esté, pero no su interpretación y análisis.

EstaEnInternet

El “libro del cosmos” siempre ha estado abierto y al alcance de cualquier observador, pero fue necesario en Occidente que pasaran muchos milenios para que los científicos renacentistas lo interpretaran.

Hace algunos años, cuando se popularizaron las fotocopias, algunos estudiantes creían que era suficiente para comprender un texto el disponer de la fotocopia del artículo o del libro y así despreocuparse por su estudio. El físico Alan Lightmaim, en su novela Memorias de un Joven Científico, narra que un día en la Universidad de Stanford colapsaron todas las fotocopiadoras -el horror, el caos-, pero un viejo profesor dice: “Mejor. De pronto los estudiantes, al no poder fotocopiar los artículos, los van a leer y de pronto a entender”.

Con sobrada razón se compara el impacto que en el conocimiento tenga la popularización de internet con la difusión de la imprenta. Es difícil concebir la Reforma Protestante sin la posibilidad de tener una traducción de la Biblia . Es el cambio del peso relativo de l a palabra predicada sobre la lectura del texto. En Colombia, como nos recuerda William Ospina, no tuvimos acceso a la Reforma, sólo sufrimos el impacto de la Contrareforma y este hecho puede explicar la gran debilidad del sistema gobierno-estado-sociedad. Afortunadamente, con la posibilidad de dilusión de la información a través de la red, Colombia puede participar en esta revolución y no tener la misma frustración de saltar la etapa histórica interesante.

No creo muy útil entrar a terciar en el debate sobre el futuro del libro impreso, ante el avance y disminución de costos de transmitir información a través de medios electrónicos. Es posible que iguales reflexiones se hicieron sobre el cambio al papel del papiro, o de los manuscritos medievales por la impresión en serie. El concepto de biblioteca de Alejandría y Efeso siempre estarán con nosotros. El placer de aprender, confrontar y enseñar son relativamente insensibles a las modificaciones tecnológicas.

MenteEducada
Es bueno revaluar la frase de cajón “Quien tiene la información tiene el poder”. La sola información aporta poco a la comprensión, lo verdaderamente útil es el análisis de ella . Una maraña de cifras, datos, cuadros, poco contribuye a dilucidar un problema, si no encuentra un terreno fértil: la mente educada.

Con mayor urgencia se requiere ir creando el entrenamiento académico para pasar de la información al conocimiento. Oportuna es la reflexión de Edgar Morín, “Cuánto conocimiento se pierde por la información, cuánta sabiduría se pierde por el conocimiento”.